Ojos grandes, mirada perdida, bracitos largos y flacos. Debe ser la peor cara de la crisis.
Mientras estaba procesando el material para el proyecto sobre "Trastornos en la conducta alimentaria", mi hijo mayor me pide que le ayude con la tarea. Debía investigar sobre la DESNUTRICIÓN INFANTIL EN LA ARGENTINA. Buscador Google y datos más, datos menos, los artículos arrojaban los mismos datos (a excepción de los oficiales, por supuesto...).
La desnutrición infantil en Argentina es resultado de un cóctel en el que se combinan el aumento de la pobreza extrema, el analfabetismo, la baja cobertura de saneamiento ambiental y las históricas falencias e inequidades de las políticas de salud, que se traducen en una deficiente atención materno-infantil.
Un relevamiento del Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil (Cesni), ONG consultora de la OMS, apunta que en 2001 la desnutrición afectaba a entre el 11 y 17% de la población infantil, siendo las regiones más castigadas el noroeste y el nordeste argentinos. Según dijo a La Nacion el director del Cesni, Alejandro O’Donnell, se proyecta que la desnutrición infantil superó hoy el 20%.
Los especialistas diferencian entre dos tipos de desnutrición. El marasmo: desnutrición crónica. El niño expuesto a reiterados impactos nutricionales presenta una progresiva disminución en su talla. Según fuentes de Salud, la enfermedad afectaba al 13% de la población infantil en 1996, y no habría aumentado. Para el Cesni, según dijo a La Nacion su director, Alejandro O’Donnell, afecta como consecuencia del último coletazo de la crisis a más del 20%.
Kwashiorkor es el nombre de la desnutrición aguda: el niño consume su masa corporal debido al déficit en proteínas. Para Salud, en 1996 afectaba al 3% de los niños, y hoy se habría duplicado. Según el Cesni, es el 10%.
Los indicadores de desnutrición son: la delgadez, retraso en el crecimiento y deficiencia de vitaminas y minerales esenciales. “La piel cambia de color y textura. Las defensas del organismo bajan de golpe. Los deseos de comer desaparecen y un estado de somnolencia se adueña del cuerpo. La situación es grave y el futuro es dramático. No sólo por el deterioro físico, sino también por los retrasos que produce en la inteligencia”, asegura O’Donnell.
El mejor período para prevenir la subnutrición es entre el embarazo y los 2 años de edad, ya que después del tiempo señalado el niño sufre daños irreversibles para el desarrollo hacia la edad adulta. Las consecuencias incluyen baja estatura y bajo peso, indicó el Dr. Horton.
La desnutrición lleva décadas y aparecen sus primeras consecuencias: los argentinos somos más petisos. Las otras huellas del hambre en los chicos son más graves y afectan su capacidad de aprendizaje. La desnutrición infantil empieza con la desnutrición de la madre, casi siempre en hogares pobres. Ha aumentado el número de recién nacidos de bajo peso.
- Si la madre está bien alimentada, prevengo la desnutrición
- si fomento la lactancia materna también
- si el agua que recibe el chico no está contaminada, prevengo la desnutrición
- si educo mejor a padres y familia prevengo la desnutrición.
Con comida, con paquetes más grandes de alimentos, sólo con eso no revertimos los daños del hambre. "Si encuentro a un chico desnutrido y le doy una caja de alimentos,no hice nada". En el noroeste de la Argentina ocho de cada diez chicos y adolescentes es pobre, la mitad vive en hogares que no tienen ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas. Más de 6.000.000 de analfabetos, un altísimo número de niños carenciados, 300.000 niños vagabundos y 18.000.000 de personas bajo la línea de pobreza, son cifras tan alarmantes como elocuentes. Pero el problema no queda aquí, nos invade la desesperanza y los niños que no comen durante días y días, hasta caerse desmayados en las aulas, llegando a la muerte por desnutrición extrema.
La Prof. en Ciencias de la Educación, Silvia Andrea Vallasciani, publicó en el 2002 su trabajo "Desnutrición infantil en las aulas. Para pensar la pedagogía en la diversidad". En él se refiere a la Argentina como una FABRICA DE POBRES; y comienza su resumen así:
"La educación y la salud de los argentinos están en el centro de la crisis en que actualmente se debate nuestro país. Más de 6.000.000 de analfabetos, un altísimo número de niños carenciados, 300.000 niños vagabundos y 18.000.000 de personas bajo la línea de pobreza, son cifras tan alarmantes como elocuentes. Pero el problema no queda aquí, nos invade la desesperanza y los niños que no comen durante días y días, hasta caerse desmayados en las aulas, llegando a la muerte por desnutrición extrema."(20% de los chicos).
El niño hambriento no puede atender a su maestro, y el niño o el adulto cosificado no aprende a pensar, ni a ser respetado en su derecho de desarrollarse armónicamente como sujeto productor de conocimientos. De este modo el aprendizaje queda anulado pero se reasegura que el discurso del "adulto" dominante no sea cuestionado.
El 35 por ciento de la población no puede acceder a los alimentos básicos
“Al aumentar los precios de la canasta desaparecieron de la mesa familiar alimentos fundamentales ”, dice María Luisa Ageiros, responsable de proyectos de Salud de Unicef. “Inseguridad alimentaria significa que la disponibilidad efectiva de alimento no está garantizada."
La Doctora Marcos dice: "Es un problema social. Las personas tienen que tener trabajo, educación y una vivienda digna para que los chicos no sean desnutridos."
Educación y poder se entrelazan y nadie queda afuera.
La DRA. MARTA CESAR, DEL HOSPITAL GUTIERREZ afirmó que "EL PROBLEMA NO SE SOLUCIONA DANDO COMIDA"."Uno tiene el concepto clásico de desnutrido asociado con el chico muy flaquito que no come. Y el problema es mucho más complejo. No se soluciona con la dación de comida. Porque las poblaciones de más riesgo son aquellas que migran por razones económicas, bolsones de pobreza que se transforman en cinturones de las grandes ciudades. En la ciudad existe desnutrición, a niveles que aunque no sean muy importantes, requieren que estemos muy alertas".
La Dra. Olga Ramos, médica de la ex Casa Cuna recalcó en una entrevista: "LOS MEDICOS TENEMOS QUE ENSEÑAR A COMER BIEN"."No se si los médicos hacemos lo suficiente por los desnutridos. Yo amo al hospital público. Pero no se si desde el punto de vista educativo hacemos lo suficiente con las madres de niños desnutridos. Tenemos que tener un rol educador permanente y hacer hincapié en este punto. Enseñar a comer bien y a gastar menos es nuestra tarea. Porque la desnutrición existe en la ciudad. Ciudad de tantos contrastes, la mayoría de nosotros vive en un mundo irreal. Pero hay que ir al hospital y palparlo. O ir a Carlos Pellegrini y Corrientes y ver a los chicos tirados en la calle. ¿Qué comen esos niños? Desnutridos hay, sin la menor duda. Nosotros tenemos en el servicio de nutrición y diabetes 12.000 consultas anuales de las cuales un 16% son por desnutrición de diferentes tipos y grados. Que no es poco".
En cuanto a los daños irreversibles está perdido. Obviamente la solución debería ser integral. Y para los que sufrieron daños crónicos, habría que asegurarles la mejor calidad de vida posible... ¿Pero será posible esto en nuestro país?
http://saberesysabores.com.ar/2006/saberes/mar/01006.htm
http://www.fundacioncamino.org/portada2/desnutricion1.htm
http://www.paginadigital.com.ar/articulos/2002rest/2002oct/noticias7/desnut3-12.html
http://www.agrodesarrollo.com.ar/desnutricioncero/informedesn.html
www.medicos-municipales.org.ar/informe0999.htm